Quiero destacar sobre todo que percibí una magnifica labor por parte del equipo docente, que encontré profesores entregados a una causa difícil, dados los tiempos que corren, que luchan a veces contra viento y marea para sacar adelante el proyecto en el que creen: su colegio. Profesores como D. Basilio y D. Javier, a los que tuve ocasión de conocer un poco más en profundidad, se me antojan entrañables, de esos que dejan un gran recuerdo y una huella imborrable en sus alumnos para toda su vida. Encontré alumnos solidarios y unidos, capaces de realizar, los más mayores, un maravilloso resumen de la obra para que sus compañeros más pequeños pudieran seguirla. Y al frente de todos, el director, D. Alfonso, repartiendo cariño o disciplina, según toque, como el guía de una orquesta bien afinada, una persona con una capacidad y una humanidad dignas del mayor elogio y precursor de esta fecunda colaboración de la que yo, y creo que más que nadie, he disfrutado tanto.
Como colofón y para redondear el día, me regalaron una cerámica preciosa que representa la portada (muy mejorada, por cierto) de mi novela. Como dije al principio: un momento único, un regalo de la vida.
Muchas gracias amigos. Espero seguir teniendo noticias vuestras y volver a veros.
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